Vivirán estos huesos?

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¿Puede explicar por qué la Biblia menciona que los huesos «se regocijan»?
Trataré de responder su pregunta mediante el análisis de algunos pasajes en los que se mencionan los huesos. Este aspecto de la anatomía juega una función importante en la comprensión bíblica de la naturaleza humana. Según la Biblia, somos una unidad física, mental, emocional y espiritual indivisible. En ese contexto, los huesos tienen diversas funciones, además de conformar la estructura del cuerpo. 1. Los huesos y la vida: Los huesos están ocultos, cubiertos por tendones y carne (Eze. 37:3-10). Son un símbolo apropiado de la vida interior, la sede de la vida misma y sus emociones. La vida fue creada por Dios (Job 10:11), pero puede verse amenazada por fuerzas malignas. Las emociones como el terror, el temor y la angustia se manifiestan por el temblor de los huesos que se quiebran y dislocan (Jer. 23:9), no físicamente sino que dejan a toda la persona sin fortaleza física o emocional (Sal. 31:10). Ante el temor y el dolor emocional, el ser interior (los huesos de la persona) pierde la paz; figurativamente, los huesos se corrompen, incapaces de sostener la plenitud de vida (Job 30:17; Prov. 12:4). El pecado inconfeso crea culpa e interrumpe la condición interior de la persona; el ser interior/los huesos viven angustiados (Sal. 32:3), sin shalom (Sal. 38:3). Solo Dios puede fortalecer la vida interior, algo que se produce cuando los huesos/la persona ora al Señor (Sal. 35:10). 2. Los huesos y la muerte: Los huesos son los últimos restos de una persona y, por lo tanto, están asociados con la muerte. En esos casos, el termino huesos suele ser usado en sentido literal. Se percibe a los huesos secos como una extensión de la persona y, en ese sentido, evocan su recuerdo. Por ello tienen que ser enterrados con respeto (1 Sam. 31:13; 2 Sam. 21:12). Durante la guerra no hay respeto por los muertos y, en consecuencia, los huesos que quedan en el campo o son extraídos de los sepulcros, llegan a ser ≪como basura≫ (Jer. 8:2, TLA; Amos 2:1; Sal. 53:5). Esta es una expresión no solo de victoria sobre el enemigo, sino de desprecio. Los huesos también pueden designar a un cadáver (Gen. 50:25, 26; Amos 6:10). Una herida mortal daña a los huesos (Sal. 42:10); y cuando los huesos solo están cubiertos por la piel, la persona está a punto de morir (Job 19:20; Sal. 22:17; 102:5). Los cuerpos conectados con la muerte son también fuente de impureza; todo el que los toca se vuelve impuro (Num. 19:16). Como fuente de impureza, los huesos también pueden profanar los altares cuando son desparramados a su alrededor (Eze. 6:5) o se los quema en el altar (1 Rey. 13:2; 2 Rey. 23:14, 16, 20). Un enfermo que se siente cercano a la muerte describió la experiencia como un león que quebranta los huesos de su víctima (Isa. 38:13). 3. Los huesos y el parentesco: Todos tenemos huesos, lo que lleva a la idea de igualdad. Los humanos estamos conectados mutuamente porque todos tenemos carne y huesos. Esa idea se remonta al momento en que Adán describió a Eva como ≪hueso de mis huesos, y carne de mi carne≫ (Gen. 2:23). Es decir, eran iguales. El concepto se aplica en particular a los parientes. David pregunto a Amasa: ≪.No eres tú también hueso mío y carne mía [hebreo, cetsem, hueso≫]?≫ (2 Sam. 19:13). Las tribus de Israel dijeron a David: ≪Hueso tuyo y carne tuya somos [hebreo, cetsem, ≪hueso≫]≫ (2 Sam. 5:1). Debido a este énfasis en la igualdad, el termino hebreo cetsem (≪hueso≫) también era usado para expresar el tiempo (≪En el hueso del día≫ significa ≪En ese mismo día≫ [Gen. 7:13; Deut. 32:48]), o la concordancia de objetos (≪Como el hueso de los cielos≫ significa ≪Como el mismo cielo≫ [Éxo. 24:10, TLA]). Sí, los huesos pueden regocijarse porque representan a toda la persona, cuyo intimo ser recibe el impacto de lo que hace y experimenta. Ese gozo se ve amenazado por la enfermedad, el dolor, la culpa y la angustia, que interrumpen el bienestar interior y finalmente ponen fin a la vida. Anticipamos el momento cuando Dios hará que nuestros ≪huesos≫ vivan otra vez y ya no tengan que morir.