Una vida disciplinada

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Escrito por Ángel Manuel Rodríguez

¿Por qué practicamos la disciplina eclesiástica?

Asumo que se refiere a las acciones disciplinarias que toma la iglesia para corregir conductas impropias de parte de los feligreses. La iglesia está formada por individuos que, movidos por el Espíritu y en forma voluntaria, hallan en Jesús su Señor y Salvador, y llegan a ser parte de su cuerpo, que es la iglesia. Esta comunidad de creyentes tiene límites –es decir, un mensaje, misión y estilo de vida bien definidos– que contribuyen a su unidad armoniosa y al logro de objetivos comunes. Se establecen sanciones con el propósito de hacer frente a disidencias que podrían amenazar el bienestar de la comunidad y la experiencia espiritual de los creyentes. Es lo que hallamos en la Biblia, y comentaré sobre la significación de las acciones disciplinarias de la iglesia.

1. Tipos de disciplina eclesiástica: La disciplina fue usada en la iglesia apostólica por dos razones principales. La primera fue la violación de los valores morales de la iglesia sobre la base de las enseñanzas de Jesús y los apóstoles. Por ejemplo, Pablo instruye a los corintios para que apliquen la disciplina a un miembro que practicaba la inmoralidad sexual (1 Cor. 5:1-5). Jesús instruyó a sus seguidores sobre lo que tenían que hacer cuando un hermano pecaba contra ellos (Mat. 18:15; 1 Tim. 5:20). La segunda era de naturaleza doctrinal. Los individuos que se oponían a las enseñanzas de la iglesia, o promovían sus propias enseñanzas, tenían que ser disciplinados (2 Juan 10; 2 Tim. 4:2; Tito 1:9, 13).

Sobre la base de la naturaleza de la infracción, se practicaban dos tipos principales de disciplina eclesiástica específica. La primera consistía en la aplicación de sanciones, que podían incluir una amonestación privada o pública (2 Tim. 4:2; 1 Tim. 5:20), o la restricción de la comunión cristiana (por ej., «que se aparten» de ellos [2 Tes. 3:6, NVI]; «no se relacionen con él» [vers. 14, NVI]). Los individuos no tenían que ser considerados enemigos (vers. 15, NVI). El segundo tipo de disciplina era la exclusión total de la iglesia o excomunión. Acaso a esto se refiere Pablo cuando dice que entregó «a Satanás» a dos miembros de iglesia (1 Tim. 1:20, NVI; 1 Cor. 16:22; Tito 3:10, 11).

2. Propósito de la disciplina: La disciplina eclesiástica tiene dos propósitos principales. El primero es restaurar a los individuos a la comunión plena de la iglesia. En efecto, ese es el propósito más fundamental de toda disciplina eclesiástica, incluida la excomunión. La verdadera disciplina es redentora, no punitiva (Gál. 6:1-5). La esperanza es que «Dios les conceda el arrepentimiento para conocer la verdad» (2 Tim. 2:25, NVI; Sant. 5:19, 20; Jud. 22, 23). En segundo lugar, la disciplina es aplicada por causa de la santidad de la iglesia. Esto explica por qué los disciplinados no disfrutan de la comunión plena. El testimonio público de la iglesia tiene que ser protegido al apoyar los valores más elevados de la sociedad que algunos de sus miembros acaso están violando (1 Ped. 2:12).

3. Significación de la exclusión: El desglosamiento de los miembros de iglesia pone fin a su relación de comunión dentro del cuerpo de Cristo. En tiempos apostólicos, esto podía significar que regresaban a su vida pagana y a la exclusión de la gracia divina por medio de Cristo. Sigue sucediendo lo mismo en lugares donde el cristianismo es una religión minoritaria. En el mundo cristiano hay muchas denominaciones, y la disciplina eclesiástica no suele ser considerada una cuestión seria. Para los adventistas, la exclusión es, en primer lugar, un regreso a un mundo religioso en estado de confusión, que se dirige hacia la apostasía escatológica. En segundo lugar, es una decisión que podría llevar a tomar permanentemente el lado equivocado en el conflicto cósmico, arriesgando así la vida eterna. En tercer lugar, dado que la excomunión tiene que ir acompañada de intentos bondadosos de restaurar a los exmiembros, eso no fija su destino final. Por último, la disciplina eclesiástica es el reconocimiento doloroso de la iglesia de que creyentes específicos han escogido apartarse de la iglesia a pesar de todos los esfuerzos por mantenerlos dentro de la comunidad de la fe. En ese sentido, la exclusión es una expresión de respeto por su libertad de conciencia.

Acaso, de esta discusión deberíamos extraer la importancia de mostrar bondad y amor a los que se desvían de las enseñanzas y estilo de vida que impone el cuerpo de Cristo.