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Escrito por Ángel Manuel Rodríguez
¿Por qué la Biblia y los salmos en particular, mencionan «la mañana» con tanta frecuencia?
El Antiguo Testamento utiliza dos términos hebreos para «mañana»: boquer, que se refiere al momento específico del amanecer; y shajar, que designa la primera luz rojiza del alba. Resulta enriquecedor analizar brevemente estos términos.
1. Asociada con la dinámica de la vida: El alba nos lleva del descanso a la acción, como si se produjera una explosión de vida en el planeta. La naturaleza es renovada (Sal. 90:6; Isa. 17:11); los humanos trabajan los campos (Ecl. 11:6), construyen (Neh. 4:21), van de viaje (Gén. 24:54), van a la guerra (Jos. 8:10) y se someten a la voluntad divina (Gén. 22:3). La mañana brinda nuevas energías: marca un nuevo comienzo. Pero esto es posible porque Dios también está plenamente activo.«Cada mañana se renuevan sus bondades» (Lam. 3:23).* El Nuevo Testamento nos dice que en la mañana sucedió algo glorioso y único: Jesús dejó la tumba con nueva vida (Mat. 28:1; Luc. 24:1-3). Gracias a él, siempre se asocia la mañana con la vida y la luz.
2. Tiempo de adoración: Dado que está asociada con la vida, la mañana era considerada un momento especial de adoración. Es por ello que leemos: «Por la mañana te presento mis ruegos y quedo a la espera de tus respuestas» (Sal. 5:3; 88:13). El salmista alaba al Señor y proclama su amor «en la mañana» (92:1, 2), cuando los sacerdotes del templo ofrecían el sacrificio matutino y la nación adoraba al Señor (Lev. 6:12). Pero la mañana era también un momento para adorar en el hogar (Job 1:5). En esos nuevos comienzos se dedicaba la familia al Señor.
3. Asociada a Dios como Juez: Es en la mañana que Dios revela su justicia. Él ordenó al rey que «administrara justicia cada mañana» (Jer. 21:12). Los oprimidos sufrían durante la noche, pero aguardaban la mañana cuando el rey los juzgaría y vindicaría. Esta imagen es aplicada a Dios como el juez universal que «es justo; no comete iniquidad. Cada mañana imparte su justicia, y no deja de hacerlo cada nuevo día» (Sof. 3:5). La mañana es, por lo tanto, el momento cuando Dios nos examina y nos juzga para vindicarnos y librarnos, y para dar a los pecadores lo que se merecen (Núm. 16:5; Jos. 7:14, 16).
4. Fin de la oscuridad de la noche: El mal puede imperar en la noche, pero llega a su fin en la mañana. En la oscuridad se practican inmoralidades (Prov. 7:18; Jue. 19:25) y los enemigos de Dios complotan contra su pueblo (Isa. 17:14). Pero es también en la noche cuando Dios los derrota, identificando así la mañana como el momento cuando se revela su poder de salvación (2 Rey. 19:35; Gén. 19:27, 28).
Por supuesto, los escritores bíblicos sabían que «por la noche hay llanto», pero también entendían que «por la mañana habrá gritos de alegría» (Sal. 30:5). Conocían la complejidad de la existencia humana, pero aun así podían decir: «Pero yo le cantaré a tu poder, y por la mañana alabaré tu amor; porque tú eres mi protector, mi refugio en momentos de angustia» (Sal. 59:16). La frase «en la mañana» llegó a ser una expresión de esperanza y confianza en el Señor en medio de las pruebas (Isa. 33:2).
La frase «en la mañana» señala un tiempo cuando habrá un nuevo comienzo, hecho posible por la resurrección de Jesús, en el que la vida florecerá en toda su belleza y gloria; cuando los humanos serán capaces de cantar alabanzas al Señor y adorarlo como la fuente misma de la vida. Señala también un tiempo cuando la noche del pecado y de la muerte terminará, y el amanecer de la consumación de nuestra salvación se hará realidad. Será una mañana cuando el juicio de Dios vindicará a su pueblo y renovará su creación. Será entonces cuando aparecerá Jesús, «la brillante estrella de la mañana» (Apoc. 22:16).
*Las citas bíblicas de este artículo pertenecen a la Nueva Versión Internacional (NVI).