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¿Estaba presente la muerte en el cosmos antes del origen del pecado?
Esta es una pregunta cuya respuesta parece obvia, pero es un tanto compleja, dado que los estudiosos no han logrado formular una definición de «muerte» que tenga aceptación general. Además, la Biblia no parece considerar que la flora está viva y, por lo tanto, no muere; simplemente se marchita o se seca. Mi intención no es definir la muerte sino responder a su pregunta. 1. El Pecado y la Muerte: La Biblia establece una correlación directa entre el pecado, la muerte natural y la muerte en el fin del mundo. Adán y Eva experimentaron la muerte como resultado de su rebelión contra el Creador (Gén. 2:17). Después de la caída, el pecado y la muerte lograron entrar al mundo y, en consecuencia, todos pecan y todos mueren (Rom. 5:12). La muerte, al igual que el pecado, es universal e imposible de evitar. Es, en efecto, la paga del pecado (Rom. 6:23). El énfasis primordial entre el pecado y la muerte es que la muerte espiritual es la separación eterna de Dios, lo que hace que los pecadores rebeldes sean eliminados del universo (Apoc. 20:10, 14, 15). Para los pecadores arrepentidos, la muerte natural no es final sino que tan solo implica dormir en Cristo hasta la resurrección. Los cuerpos de creyentes aún no han sido redimidos del poder de la muerte (Rom. 8:23), pero lo serán cuando venga Cristo (véase 1 Cor. 15:53-56). 2. La Creación y la Muerte: Dios, que él mismo es la Vida, es el origen único y exclusivo de la vida. No creó un universo que existe por sí mismo sino un universo que tuvo comienzo y, en teoría, podría tener fin. El universo no emanó de Dios. Dios es el que, mediante su presencia y poder, sustenta su creación de tal manera que continúa existiendo. La inmortalidad es un atributo divino que no posee en sí misma ninguna de las criaturas de Dios (ver 1 Tim. 6:16). ¿Significa esto que todas las criaturas son por naturaleza y por definición mortales, es decir, que es cuestión de tiempo antes de que mueran? ¡Por cierto que no! Significa que la intención y el plan de Dios fue traer a la existencia criaturas que jamás morirían, porque él siempre las sostendría. En consecuencia, antes de la caída no existió la muerte. 3. La Vida y la Muerte: Después de llegar a esa conclusión, me permito señalar que antes de la caída, se conocía la muerte a nivel de concepto pero no de experiencia. Es lo que se espera si la creación, como se indicó más arriba, no posee existencia propia. Es necesario que exista algún tipo de conciencia de la naturaleza de todas las criaturas. Puede parecer una especulación, pero no es así. El concepto de la muerte fue introducido por Dios antes de la caída, cuando le dijo a Adán: «Del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás» (Gén. 2:17, NVI). La serpiente no negó el concepto de la muerte sino el fenómeno real de morir; la muerte no existía. Esa es una de las mentiras cósmicas más radicales pronunciada por una criatura, en un intento por elevar a todas las criaturas al nivel de lo divino. La muerte es el resultado del pecado, pero la vida es el resultado de la muerte de Cristo por todos los que creen (véase Rom. 5:17).