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Un amigo me dijo que todos los beneficios de la muerte de Cristo fueron otorgados a la raza humana cuando murió. Esto no parece bíblico ¿o sí?
Esta idea, llamada por sus proponentes "justificación legal universal", no es bíblica. Algunos adventistas la encuentran atractiva y la abrazan sin análisis crítico, pero esta es una aproximación peligrosa. La verdad no debería estar determinada por lo que parece tener sentido, o por lo que me hace sentir bien, sino por lo que encontramos en la Biblia. Los siguientes puntos pueden ayudar a evaluar esta enseñanza. 1. La totalidad de la Escritura: Debemos someter toda presunción de verdad a las enseñanzas de la Escritura. El hecho de que unos pocos textos parezcan apoyar tales enseñanzas, no es suficiente para demostrar la exactitud de sus pretensiones. Estas afirmaciones deben ser examinadas dentro del contexto de la totalidad de la Escritura, para poder clarificar cómo deben ser interpretados estos textos. Algunas personas llegan con lo que parece ser una idea original y proceden a buscar textos bíblicos que lo apoyen. Llevan al texto estos conceptos y los leen en él. Su interpretación puede parecer lógica y persuasiva, pero de hecho están imponiendo sus ideas al texto. Al evaluarlas, necesitamos examinar la enseñanza bíblica en todos los textos, no solo en unos pocos. 2. Impacto en otras enseñanzas bíblicas: Estas visiones pueden parecer inocuas, pero deberíamos examinar su impacto en otras enseñanzas de la Biblia. Si las implicancias de una nueva enseñanza minan otras enseñanzas bíblicas, hay algo equivocado en sus afirmaciones, a pesar del hecho de que los textos bíblicos sean utilizados para apoyarlas. Esto significa que los textos utilizados deberían ser interpretados de una manera diferente. 3. Un ejemplo: La mediación de Cristo: Un ejemplo puede ser suficiente para ilustrar este último punto. Dado que la justificación legal universal enseña que, ante el Señor, todos los pecados de la raza humana ya han sido perdonados y la humana ha sido salvada, como una consecuencia práctica, no deja lugar para la enseñanza bíblica de la mediación sacerdotal de Cristo ante el Padre. De acuerdo con Pablo, la muerte y la resurrección de Cristo hicieron posible la mediación de Cristo ante el Padre (Rom.8:34). La mediación significa que el pecado y la culpa humanos aún son relevantes ante el Señor en el cielo y que es solo por medio de la obra de Cristo en nuestro favor, ante la presencia del Padre, que recibimos los beneficios de su muerte sacrificial. La plenitud de estos beneficios está garantizada solo para los que creen. (La culpa y el pecado continúan formando parte de la experiencia humana ante la vista de Dios! El papel de nuestro Mediador ante el Padre es un elemento indispensable en el plan de salvación (Heb.7:25; 9:14). Así, debemos preguntar: Si es verdad que ante la vista de Dios el pecado de la raza humana ha sido perdonado y la humanidad ha recibido la totalidad de los beneficios de la muerte de Cristo, )por qué Juan escribiría: "Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo" (1 Juan 2:1, NVI; ver Hech. 2:38)?Juan continúa sugiriendo que el perdón del pecado, a través de la eficacia de la mediación de Cristo ante el Padre, está asegurado, porque "él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo" (1 Juan 2:2, NVI). Cristo es el Mediador para todo el que quiera aproximarse al Padre con el fin de recibir, por medio de él, perdón, justificación, redención, reconciliación, etc. La posición que usted mencionó tiende a interpretar la mediación de Cristo en términos de purificación del pecado del corazón humano. Pero la doctrina también aborda la obra concreta de Cristo en el cielo y la aplicación de los beneficios de su sacrificio para los pecadores arrepentidos. Los proponentes de la justificación legal universal no parecen ser totalmente conscientes de sus serios problemas doctrinales y teológicos. En algunos casos, tienden a redefinir la doctrina del ministerio de Cristo en el Santuario celestial.