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Escrito por Ángel Manuel Rodríguez
¿Cuál es el significado de la declaración: «Y el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas» (Gén. 1:2)?*
Esta es la primera vez que se menciona el Espíritu de Dios en la Biblia, y que se menciona en el contexto de la creación. Es difícil conocer el significado de la declaración que usted citó porque no se la clarifica inmediatamente. Para entenderla, solo tenemos el lenguaje y su contexto. Aquí examino ambos.
1. El Espíritu [Heb. ruakh, «viento», «aliento»] de Dios: Aunque algunos han interpretado la frase «el Espíritu de Dios» aquí como «el viento de Dios» o «un viento poderoso», no hay razón válida para rechazar la traducción tradicional. En el Antiguo Testamento, la frase hebrea siempre significa «el Espíritu de Dios». En Salmos 104:30, la presencia del Espíritu durante la creación es descrita en términos personales como «tu Espíritu», enviado por Dios para operar en el mundo natural. La Biblia no dice mucho sobre la función del Espíritu en el acto divino de la creación. Salmos 104:30 identifica el Espíritu como el instrumento de Dios al momento de la creación, y como la renovación y la preservación de la creación. También sabemos que «por la palabra del Señor fueron creados los cielos, y por el soplo [ruakh, «viento», «espíritu», «aliento»] de su boca, las estrellas» (Sal. 33:6; Job 26:13). En este caso, Dios crea por medio de la «palabra» y el «aliento/Espíritu». El Nuevo Testamento identifica la «palabra» con Cristo como la Palabra de Dios encarnada (Juan 1:1-3). Dado que todos participan de la creación, y la creación es una prerrogativa divina, estos son por naturaleza divinos.
2. El verbo traducido como “ir y venir” (Heb. rakhaph): El verbo rakhaph ha sido traducido por algunos como «incubar», implicando que el mundo era un tipo de huevo cósmico y que el Espíritu Santo estaba por así decirlo «rompiéndole el cascarón». Esto se basa en antiguas ideas mitológicas. El verbo, sin embargo, no significa «incubar», sino que puede significar «estremecer» (Jer. 23:9) o «revolotear» (Deut. 32:11). En Deuteronomio 32:11 se usa para describir el rápido movimiento del águila que vuela para tomar a sus polluelos que están aprendiendo a volar. Transmite la idea de un movimiento rápido y constante de ir y venir. Aquí indica que el Espíritu se encuentra activo en la creación misma. Suele expresarse en Génesis 1 que Dios es el Creador transcendental, pero la presencia activa del Espíritu dentro de la creación habla también sobre un Dios inmanente.
3. El Espíritu y la creación: Al analizar el contexto bíblico inmediato y más abarcador del pasaje, podemos afirmar con seguridad varias cosas. En primer lugar, dado que el Espíritu de Dios del Génesis es el mismo Espíritu revelado en el resto de las Escrituras, lo que se dice de él en otros lugares podría ayudarnos a comprender el papel que juega en la creación. Sabemos que el Espíritu capacita a las personas, entre otras cosas, desarrollando el potencial que tienen para cumplir tareas específicas. El Espíritu participa directamente de la creación al preservar y desarrollar el potencial.
En segundo lugar, también podemos afirmar lo obvio, a saber, que el Espíritu estuvo presente en el planeta antes de que fuera organizado como hábitat para el ser humano. Así podemos indicar claramente que la obra del Espíritu está relacionada con la obra de la creación descrita en lo que sigue diciendo el texto. En otras palabras, el Espíritu de Dios es introducido temprano en la narrativa para indicar que su actividad prepara la obra de Dios durante la semana de la creación.
En tercer lugar, Dios creó las materias primas con un potencial que solo él podía preservar y desarrollar (Gén. 1:11, 24). El potencial de la creación no se vuelve realidad por sí solo, como sugiere la evolución teísta. El Verbo lo hace real de acuerdo con la intención divina.
Con estos comentarios en mente, permítame una sugerencia: la presencia del Espíritu dentro de la creación –su actividad/movimiento constante expresado por la expresión «ir y venir»– es el medio por el cual el potencial de la creación finita fue preservado y activado en combinación con la Palabra de Dios creadora. La Palabra de Dios y el Espíritu de Dios trabajaron juntos de manera misteriosa para que nuestro mundo surgiera a la existencia.
*Los textos han sido extraídos de la Nueva Versión Internacional.