La confesión y los sacrificios

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Escrito por Ángel Manuel Rodríguez

¿Confesaban  realmente los israelitas sus pecados cuando llevaban una ofrenda por el pecado al Tabernáculo?

La respuesta a su pregunta es motivo de debate entre los estudiosos, principalmente porque no tenemos evidencias explícitas que afirmen que todas las ofrendas por el pecado incluían la confesión. Comenzaré con casos de prácticas bíblicas relacionadas; entonces examinaré algunos pasajes, principalmente en los Salmos; finalmente, incluiré algunos comentarios generales.

1. La confesión y los sacrificios: La primera referencia a la confesión y la ofrenda por el pecado se encuentra en Levítico 5:5. El contexto se refiere a la expiación por los pecados deliberados relacionados con la negativa a testificar en la corte (vers. 1), el retraso en llevar a cabo un rito de purificación (vers. 2, 3), y el retraso a la hora de cumplir con un juramento (vers. 4). En Números 5:7 se requiere confesión y restitución por violaciones éticas consideradas sacrílegas. Estos no son pecados de rebeldía o por desafío, pero dado que incluyen un elemento de intencionalidad, la legislación requiere explícitamente el reconocimiento del pecador.

El último caso se encuentra en Levítico 16:21, cuando durante el día de la expiación, el sumo sacerdote colocaba sus manos sobre un macho cabrío y confesaba todos los pecados de Israel. Dado que este es un ritual único, y que el macho cabrío no es ofrecido como sacrificio, algunos sostienen que la confesión no siempre acompañaba la ofrenda por el pecado.

La pregunta es: ¿por qué no se menciona la confesión del pecado en otros pasajes que hablan de la ofrenda por el pecado (Lev. 4)? Acaso en Levítico 5:5 y Números 5:7, la confesión sí se enfatiza por la naturaleza deliberada de los pecados cometidos. Sin embargo, esto no se aplica a la confesión de Levítico 16:21. Francamente, no tenemos una razón clara para la omisión de la confesión en otros pasajes que se ocupan de las ofrendas por el pecado.

Esta omisión textual no descarta automáticamente la práctica. El principio teológico fundamental detrás de las confesión es el siguiente: «El que oculta sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia» (Prov. 28:13). Este principio tiene que estar presente en todas las ofrendas por el pecado.

2. Los sacrificios, los cánticos y las palabras: Los Salmos indican que los rituales del templo estaban acompañados por cánticos y palabras. Después de ser liberado de alguna opresión, el adorador decía: «Sacrificaré en su Tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré y entonaré alabanzas a Jehová» (27:6). Las instrucciones de las ofrendas de paz (Lev. 7:16) no dicen nada sobre palabras habladas, pero según Salmos 54:6, eran acompañadas por alabanzas al Señor. Cuando se llevaban ofrendas de agradecimiento, se exhortaba a las personas para que «[publicaran] sus obras con júbilo» (Sal. 107:21, 22; Lev. 7:12). El ritual encerraba una experiencia de gozo, aun para los pecadores arrepentidos que confesaban su pecado, ofrecían el sacrificio y regresaban a su casa justificados y bendecidos por el Señor (Sal. 24:5; 32:1, 2, 5, 7, 11). El salmista confiesa su pecado (51:3-5), solicita la purificación divina (vers. 7, 10), reconoce que los sacrificios en sí mismos son inefectivos (vers. 16), y finalmente reconoce que cuando son la materialización física de un corazón quebrantado, Dios acepta los sacrificios (vers. 17, 19). Es sumamente improbable que una ofrenda por el pecado haya sido llevada en completo silencio.

3. El significado de la confesión: Mediante la confesión, los pecadores reconocían haber violado la voluntad de Dios y que en efecto merecían el castigo (Lev. 16:21). También sabían que al confesar y abandonar el pecado, hallarían la misericordia divina (Prov. 28:13). En la Biblia, la confesión está asociada con la renovación del pacto (por ej., en Nehemias 10:18, 19, 28, 29), lo que sugiere la posibilidad de que la confesión asociada con la ofrenda por el pecado constituía una renovación de la relación del pacto que había sido quebrantada por el pecado. En otras palabras, que el Señor perdonara el pecado implicaba la restauración de una relación quebrantada (por ej., en Éxo. 34:1-10). Los pecadores arrepentidos confesaban su pecado al Señor en su presencia, y buscaban reconciliación con la persona a quien habían ofendido.

Para responder a su pregunta, me permito decir que los pasajes en los cuales se enfatiza explícitamente la confesión tratan mayormente con los pecados deliberados que tenían que salir a la luz. Esto no significa que, dado que no se menciona la confesión en las ofrendas regulares por el pecado, la confesión no existía. En el caso de las ofrendas de paz, no se requería ninguna expresión verbal aunque, como vimos, eran acompañadas de palabras.