Filipenses 2:6

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Escrito por Ángel Manuel Rodríguez

La frase «en forma de Dios» de Filipenses 2:6, ¿sugiere que Cristo no fue divino?

Algunas veces, unas pocas palabras de un texto nos sorprenden de tal forma, que no notamos el resto del pasaje. En muchos casos, el significado de estas palabras está localizado dentro de su propio contexto. Este es el caso con la frase que has citado. El sustantivo «forma» (del griego morphē) es utilizado dos veces en Filipenses 2:6, 7, y en ambas oportunidades se refiere a Cristo: «siendo en forma de Dios» (vers. 6) y «tomando forma de siervo» (vers. 7). La primera vez describe a Cristo antes de que llegue a ser hombre. En la segunda ocasión, la palabra lo describe como el Salvador en carne humana. Esto sugiere que el término tiene que ver con la forma de ser de Cristo.

Segundo, nota que en el segundo uso, el verbo empleado es «tomar, aceptar», sugiriendo que esta nueva forma de existencia no era la forma natural de existencia de Cristo. No es lo que el Señor preencarnado era en sí mismo, sino lo que llegó a ser. Cuando el texto dice que Cristo tomó «forma de siervo», no significa que él tenía semejanza o se parecía a un siervo. Significa que, cuando vino «semejante a los hombres», de hecho llegó a ser un hombre. La frase combina las ideas de función y esencia.

Tercero, las palabras «siendo en forma de Dios» tienen que ver con lo que Cristo era en sí mismo. No tenía la apariencia de ser Dios, sino que era Dios. Tenía la «forma» que solo Dios tiene. En otras palabras, «forma de Dios» significa la forma de existencia que corresponde al ser divino. La Nueva Versión Internacional lo traduce con la frase «siendo por naturaleza Dios». Esto correctamente indica que «forma» significa la misma naturaleza de Cristo antes de llegar a ser humano. Esto puede sonar extraño a nosotros, para quienes el termino «forma» tiene la connotación de apariencia o aspecto de algo, pero este no es el caso con el término utilizado por Pablo. Se refiere a la forma que define o expresa la misma naturaleza de una persona. Jesús no estaba simplemente actuando como un siervo o como Dios; era un siervo. También era Dios.

Cuarto, esta comprensión de la frase es apoyada por la declaración hecha en el versículo 6: Jesús «no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse». El verbo «aferrarse» (del sustantivo griego harpagmos) significa «algo que uno retiene», expresando la idea de «retener algo que ya posee»; en este caso, la divinidad. Antes de llegar a ser un hombre, Jesús, en lugar de aferrarse a su igualdad con Dios, «se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo» (vers. 7). Dios decidió humillarse al nivel de un siervo. Él, que era en sí mismo divino, llegó a ser «el Siervo de Dios» (ver Isa. 53:11, 12). Esta es una maravillosa y gloriosa revelación del insondable amor de Dios.

¿Qué es lo que significan las palabras «la imagen misma de su sustancia» de Hebreos 1:3?

En este pasaje, la Biblia está abordando la naturaleza divina de Cristo antes de que llegue a ser un hombre. La Nueva Versión Internacional traduce este pasaje como: «la fiel imagen de lo que él [Dios] es». Ambas traducciones son algo difíciles de entender, por lo que un buen diccionario o comentario bíblico nos ayudará a responder esta pregunta.

No podemos responder esta cuestión sin hacer referencia a algunas palabras griegas utilizadas por Pablo en este pasaje. Los dos términos que utiliza son muy importantes. El primero es caraktēr, traducido como «la fiel imagen» en la Nueva Versión Internacional. El español toma de este término las palabras «carácter» o «característica». Significa las marcas o los rasgos distintivos de un objeto o una persona.

El segundo término es » hipostasis», que significa «persona» o «ser«. Fue empleado en la literatura griega para referirse a lo que yace en el fundamento, en la base, y luego a la esencia de algo. En hebreo fue usado para referirse a la esencia de Dios, su ser.

Este pasaje expresa dos importantes ideas: Primero, Cristo es totalmente divino porque posee las características distintivas y exclusivas del ser de Dios. Segundo, el pasaje enfatiza la revelación de Dios en Jesucristo. En él podemos reconocer las marcas exclusivas de Dios, que lo hacen diferente de cualquier otro ser. Solo Cristo, que es totalmente divino, es capaz de revelarnos la plenitud de la naturaleza de Dios (ver Col. 1:19).