Extranjeros y peregrinos

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Rara vez escucho referencias a los creyentes como peregrinos en este mundo. ¿No es acaso una buena imagen bíblica?
Siempre ha sido una imagen bíblica valiosa para designar al pueblo de Dios. La tendencia actual es usar la idea menos religiosa de un viaje o travesía. Supongo que esto se debe al secularismo y la corrección política. En consecuencia, hablamos de «mi viaje en la vida», que es una cuestión privada. Permítame explorar algunos de los principales componentes de la imagen bíblica del pueblo de Dios como peregrino. 1. Un pueblo en movimiento: Parece ser que la imagen del peregrino surge en la Biblia en el contexto de la caída. Como resultado de la rebelión humana, Dios «expulsó al ser humano del jardín del Edén», lejos del árbol de la vida (Gén. 3:23, NVI). El verbo garash («expulsar») es el mismo verbo usado para referirse a la actividad divina de expulsar a los pecaminosos cananeos de su tierra (por ej., Éx. 33:2; Josué 24:18; Sal. 78:55). Después de la caída, los seres humanos perdieron su tierra y se dirigieron a otra hostil e improductiva (Gén. 3:17-19). Dos querubines «[guardaban] el camino […] al árbol de la vida» (vers. 24, NVI). Desde entonces, los seres humanos vivieron como peregrinos en la tierra que no les pertenecía. La imagen se aplica de manera especial a los patriarcas (Gén. 15:13; 35:27; 47:9) y a los israelitas que salieron de Egipto. El Señor describió a su pueblo, aun después de que llegaron a Canaán, como peregrinos en la tierra que les había dado (Lev. 25:23). David reafirmó esta realidad (1 Crón. 29:15; Sal. 39:12). Dios procuró darles una mejor tierra, lo que Isaías llamó «un cielo nuevo y una tierra nueva» (Isa. 65:17). 2. Los peregrinos y la identidad: Es difícil para los extranjeros ocultar su identidad. Se visten, hablan y comen de manera diferente. Al aplicarse a los creyentes, la imagen transmite la idea de que el pueblo de Dios es peculiar entre las naciones de la tierra. Son peregrinos porque Cristo, que pagó el precio de su sacrificio, los llamó a ser peregrinos; a estar en el mundo, pero no ser de él; a ser santos (Heb. 11:8; 1 Ped. 1:17, 18; Juan 17:14-17). Él fue el peregrino por excelencia, y llegó a ser el camino de los peregrinos (Juan 14:6). Como ciudadanos de la ciudad celestial, los cristianos son llamados a representar los valores de su hogar celestial en su comportamiento en todos los ámbitos. Como extranjeros y peregrinos, no tienen que ser controlados por los deseos de naturaleza pecaminosa (1 Ped. 2:11), sino mantener «entre los incrédulos una conducta […] ejemplar» (1 Ped. 2:12, NVI).* En su peregrinaje por una tierra de pecado y sufrimiento, atraviesan pruebas, pero son animados a perseverar (1 Ped. 1:6, 7). 3. Los peregrinos y la esperanza: La imagen del pueblo de Dios como peregrino incluye también un componente para los últimos días. El peregrinaje no es un viaje al azar; está orientado hacia un objetivo. Abram salió «porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor» (Heb. 11:10, NIV). El destino final de los peregrinos es el lugar por encima de cualquier otro lugar: la morada de Dios. Los peregrinos anticipan el momento en que se hallarán en el centro cósmico de adoración, para inclinarse en adoración y gratitud ante su Creador y Redentor. Esto se producirá al momento de la segunda venida, cuando Cristo cumplirá la promesa hecha a sus discípulos de llevarlos a la casa de su Padre (Juan 14:1-3). Por ahora, los peregrinos avanzan hacia la ciudad celestial, ese país mejor (Heb. 11:16), poseyendo ese objetivo específico por fe en las promesas divinas. Respecto de otras travesías, se dice que «las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra» (vers. 13, NVI). Los peregrinos se aferran a las promesas de Dios con absoluta confianza. Al mismo tiempo, cuentan a otros que son peregrinos, y los invitan a acompañarlos en el viaje a la morada de Dios en el centro del cosmos.
* Las citas bíblicas que dicen NVI pertenecen a la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1986, 1999, 2015, de Biblica, Inc. Usada con autorización. Todos los derechos reservados.